La cafeína se absorbe bien por el estómago y el intestino, y los máximos niveles sanguíneos se producen entre unos 45 a 60 minutos después de la ingestión. Una vez en la corriente de la sangre, la cafeína provoca una serie de respuestas en el cuerpo.
La cafeína es conocida por sus efectos estimulantes en el cerebro, pero hay una serie de otros efectos fisiológicos que se producen. La presión arterial, el pulso, y la producción de ácido del estómago se incrementan, los depósitos de grasa se rompen, y los ácidos grasos son liberados en el torrente sanguíneo.
Estos efectos pueden durar desde unas pocas horas a tanto tiempo como 12 horas, pero dentro de 4 días de uso regular, el cuerpo desarrolla tolerancia a muchos de los efectos de la cafeína. Por ejemplo, aunque la cafeína aumenta la presión arterial y el pulso en alguien que la prueba por primera vez, un usuario normal no experimentar ningún cambio significativo.
Muchos estudios han sugerido una relación entre el uso crónico de cafeína y un sin número de enfermedades. Demostrando una causa y efecto, sin embargo, ha sido difícil de comprobar y la mayoría de estas vinculaciones no son concluyentes.
El glucógeno (principal forma de almacenamiento de los hidratos de carbono ingeridos en las comidas) es el principal combustible para los músculos y el agotamiento se produce cuando se agote. Un combustible secundario, que es mucho más abundante, es la grasa. Mientras todavía hay glucógeno disponible, los músculos de trabajo pueden utilizar la grasa.
La cafeína permite movilizar las reservas de grasa y estimula los músculos de trabajo a utilizar la grasa como combustible. Esto retrasa el agotamiento de glucógeno muscular y permite una prolongación del ejercicio. El período de tiempo crítico en el ahorro de glucógeno parece ocurrir durante los primeros 15 minutos de ejercicio, donde se ha mostrado que la cafeína pasa a disminuir la utilización de glucógeno tanto como 50%.
El glucógeno apartado al principio está así disponible durante las etapas posteriores del ejercicio. Aunque el método exacto por el cual la cafeína hace esto todavía no está claro, la cafeína causa conservadora en todos los estudios en seres humanos en los que se midieron los niveles de glucógeno muscular. El efecto en el rendimiento, que se observó en la mayoría de los estudios experimentales, fue que los sujetos fueron capaces de ejercitar por más tiempo hasta que se produjo el agotamiento.
Además de los efectos beneficiosos sobre el músculo, la cafeína puede alterar la percepción de lo duro que estás trabajando. Durante las pruebas, se les pide a los atletas para juzgar su esfuerzo, lo que se conoce como el índice de esfuerzo percibido (RPE) -se utiliza para evaluar o medir la fuerza con que se trabaja durante un entrenamiento cardiovascular-. Algunos estudios han arrojado significativamente menor RPE - menos fatiga - cuando el atleta utiliza la cafeína.
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