El estrés conlleva un aumento de adrenalina en el cuerpo que conduce a un metabolismo más rápido, con el consiguiente mayor consumo de carbohidratos, proteínas o grasas.
El cerebro detecta este consumo y requiere una mayor ingesta de estos nutrientes, por lo tanto, una de las reacciones más comunes de las personas bajo estrés es el deseo de comer más alimentos.
Es una costumbre habitual,cuando estamos muy nerviosos o estresados, sentarnos delante de la televisión y experimentar el deseo irrefrenable de comer y beber cosas, especialmente alimentos dulces o bebidas dulces.
Los hidratos de carbono pueden desempeñar un papel importante en el control del estrés. Hay pruebas de
que una dieta rica en hidratos de carbono complejos contribuye a alimentar el cerebro y reduce el nivel de
estrés.
La ingestión de carbohidratos complejos calma al cerebro y proporciona una mayor paz para todo el
organismo.
Los principales alimentos que contienen carbohidratos complejos son los cereales integrales (trigo, avena, arroz, etc.) y sus derivados, como la pasta, fideos, espaguetis, etc.), las legumbres (vainitas, garbanzos, lentejas, soja, guisantes, etc.), hortalizas (papas, cebollas, espinacas, zanahorias, etc.) y las frutas (manzanas, peras, melocotones, ciruelas, etc.)
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