
Una buena alimentación equilibrada, es aquella que incluye una diversidad suficiente de alimentos en las cantidades adecuadas, en función de las características de cada persona (edad y situación fisiológica -infancia, estirón puberal, embarazo y lactancia-, sexo, composición corporal y complexión...) y de su estilo de vida (activo, sedentario...), y que garantiza que se cubren los requerimientos de energía y nutrientes que nuestro organismo necesita para mantener un buen estado nutritivo, de salud y bienestar.
Los nutrientes cumplen las siguientes funciones:
- Conseguir la ENERGÍA necesaria para realizar las funciones vitales (bombeo del corazón, respiración, mantenimiento de la temperatura corporal...) y el desarrollo de la actividad en general.
- Hidratos de carbono: simples (azúcares) y complejos (almidón)
- Grasas y lípidos
- FORMAR y mantener órganos, tejidos y nuestro sistema de defensas contra agentes externos e infecciones

- Proteínas: completas (origen animal) e incompletas (origen vegetal)
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